Mi homenaje más sincero y sentido a todas las mujeres, a las de mi familia, a las de Granada y las de todo el mundo que, con su trabajo callado y casi imperceptible, contribuyen con una extraordinaria generosidad al embellecimiento de la vida de los seres humanos

El día señalado para el evento, a primerísima hora de la mañana de un día de primavera nublado y con un fresco muy agradable, me dirigí a la puerta del ayuntamiento donde se me presentó al resto de los miembros del jurado con el que tendría que compartir mi responsabilidad en este trabajo, y todos juntos/as nos dirigimos a una furgoneta que estaba aparcada en la plaza del Ayuntamiento, nos montamos y salimos conducidos por el chófer oficial al encuentro de los balcones y ventanas adornados de flores de la ciudad de Granada.

Las personas que formamos el jurado éramos siete: un técnico de jardinería del Ayuntamiento, dos representantes de partidos políticos -una de C´s y yo de Vamos Granada- y cuatro funcionarias/os, todos muy agradables, por lo que desde el primer momento formamos un buen equipo.

Antes de comenzar nuestras observaciones, el técnico en jardinería nos explicó a los/as miembros del jurado de forma somera, las características más importantes que se debían tener en cuenta para la valoración, en orden a establecer los criterios generales para la puntuación de cada balcón, que tendríamos que hacer individualmente cada uno. También se nos hizo entrega por parte de Doña Mercedes, Jefa de Servicio de la Concejalía de Turismo y Participación Ciudadana de este Ayuntamiento, de un libreto que contenía la lista de los balcones participantes, las bases por las que se rige este concurso y los valores que se debían considerar como puntuábles y que eran los siguientes: la originalidad, la calidad ornamental, la perdurabilidad y el diseño floral.

Al final de la visita a todos los balcones y ventanas que se habían inscrito al concurso, todos/as los miembros/as del jurado nos reunimos en una sala del Ayuntamiento para poner en común nuestras valoraciones individuales, al objeto de llegar entre todos/as al acuerdo final que establecería los premios concedidos, y que han sido los siguientes:

PRIMER PREMIO, dotado con, 600 €, en la calle, Asturias nº 19 – 1º E, en el barrio del Zaydín

SEGUNDO PREMIO, dotado con 450 €, en la calle, Horno de San Agustín nº 16, en el barrio del Albayzín

TERCER PREMIO, dotado con 200 €, en la calle, Aguas del Albayzín, nº 27

Y ocho accesits, dotados cada uno con 80 €, en las siguientes calles: Verónica de la Virgen nº 16 – 2ºD; Torre de las Cabezas nº 2 (casa); Pintor Maldonado nº 8 – 1ºE; San Eladio nº 3; Ctra. De Murcia nº 120; Aguas del Albayzín nº 10; San Bartolomé nº 5 “Carmen de las Palomas”; Panaderos nº 43, Bajo.

En la mañana del concurso, mientras recorría las calles de Granada, disfrutando de las flores de algunos de sus balcones y ventanas, y saludando a algunas de las vecinas participantes en el concurso municipal, he vuelto a revivir unos recuerdos de mi niñez muy entrañables, cuando acompañaba a mi madre y en ocasiones a una tía, en la tarea cotidiana de regar sus macetas, y recuerdo como la primera impresión que percibía al asomarme al balcón era el silencio que imperaba y el observar la calle tan vacía, todo el mundo se había retirado al descanso nocturno; por eso entre nosotras hablábamos en voz baja, y nuestros movimientos eran pausados, para no romper con nuestro trajín el preciado descanso nocturno. Y estos momentos silenciosos y reflexivos, se hacían mágicos, cuando las flores agradecían nuestros cuidados desprendiendo sus aromas, que nos envolvían con su perfumen maravilloso de geranios, claveles, rosas y jazmines que se dispersaba por el aire frio y a veces húmedo de la noche.

Este recuerdo bonito y un poco triste por las ausencias, ha sido una de las cosas que más me han gustado de mi paso por el concurso, porque he podido comprobar, que sigue viva la bonita costumbre de cuidar las macetas a pesar del paso de los años. Mi homenaje más sincero y sentido a todas las mujeres, a las de mi familia, a las de Granada y las de todo el mundo que con su trabajo callado y casi imperceptible, contribuyen con una extraordinaria generosidad al embellecimiento de la vida de los seres humanos. Gracias a todas por conservar este arte.

Y otra de las cosas que también me ha gustado mucho, ha sido la oportunidad de conocer a un grupo de personas, funcionarios/as y políticas de varios partidos, todas ellas encantadoras, con las que compartí esta experiencia de la que he aprendido mucho.

Estos son lo que yo aportaría a este concurso,

1.- Otro criterio de reparto premios: el mayor problema que yo tuve a la hora valorar los balcones fue: decidir cuales debían ser los tres primeros premios y sobre todo, el orden en que había que establecerlos, porque la mayoría de los balcones tenían una calidad muy alta y muy similar, por lo que costaba decidirse por uno o por otro, en concreto. Las compañeros/as con las que compartía la responsabilidad y que son veteranas/os de otros años, me decían que este es un problema que se presenta frecuentemente; por lo cual sugiero, que haya un cómputo de premios de igual cuantía. De esta forma la importancia de ser premiada no estaría en ser primero o tercero en la valoración, si no el haber obtenido “Premio del Ayuntamiento”. Este sería, en mi opinión, un reparto más justo de los premios.

2.- Otro reparto de la cuantía de los premios: que en la medida de lo posible los premios aumenten su cuantía porque de esta forma se colabora con las participantes en los gastos que le supone el mantenimiento de las plantas, como es por ejemplo, el agua que necesitan, y porque representaría un incentivo para las ciudadanas/os que no se animaron a presentarse en años anteriores.

3.- Que el Ayuntamiento colabore a través de sus técnicos: puesto que el Ayuntamiento cuenta con técnicos y personal de jardinería, sería de gran ayuda que este personal se ofreciera a proporcionar asesoramiento e información a las vecinas que lo requirieran, así como semillas o plantas de los viveros de que disponga el Ayuntamiento, al objeto de facilitarles su labor de todo un año a las participantes, teniendo muy presente, qué la mayoría son mujeres muy mayores.

4.- Mayor publicidad y facilidad desde el Ayuntamiento: Desconozco si el Ayuntamiento hace publicidad de este evento en los medios de comunicación, yo no he tenido ocasión de escucharla. Pero como la participación que yo he apreciado, en el concurso de este año, me ha parecido escasa, quizás sería conveniente aumentar la información a través de todos los medios de comunicación, tanto los escritos en papel como la de los medios audiovisuales, al objeto de que el llamamiento llegue a todos los rincones de los barrios de Granada.

Así como dar las máximas facilidades a nuestras vecinos/as, en los trámites de inscripción, de forma que sean lo más sencillos posibles; ofreciendo el Ayuntamiento a través de sus funcionarios, toda la ayuda que estos/as demanden, para que ningún obstáculo pueda hacer que se desanimen. Y así podremos conseguir una gran participación de la gente para conseguir que sea un concurso verdaderamente popular en toda Granada.

5.- Que desde el Ayuntamiento se fomente la construcción de casas con balcones andaluces: vengo observando con pena, que en Andalucía, los balcones propios del “estilo andaluz para la construcción”, se han dejando de poner en las casas que se vienen construyendo desde hace varias décadas; parece que los arquitectos se han decantado por los estilos constructivos de EE.UU., en aras de la modernidad, que en mi opinión, no aportan la belleza, ni la personalidad de nuestro estilo andaluz, admirado por propios y extraños a lo largo de varios siglos, y que todavía hoy es uno de los más bellos y alegres. Y los balcones concebidos por este estilo prestan un mejor servicio a las necesidades de los vecinos/as teniendo en cuenta el que el clima de nuestra tierra que nos permite una comunicación agradable con el exterior de nuestras viviendas, y que como consecuencia de esto nuestras costumbres son de relación constante con nuestro entorno, cosa que nos permite los balcones de estilo andaluz por su sencillez y belleza, muy lejos de acristalamientos y de envolturas metálicas que nos alejan de nuestro entorno.

Mª Concepción Hervás Sánchez