Después de que el Concejal de Familia y Bienestar social, el Sr. Egea, negase en el Pleno el ruego de la Concejal de “Vamos, Granada”, Pilar Rivas, respecto a la consolidación del personal municipal responsable de Servicios Sociales en zonas de transformación social para asegurar la optimización de recursos, del beneficio social de los servicios y abandonar de una vez la dependencia con la Junta de Andalucía y sus “convocatorias”; nos topamos con la “noticia” de que el PP de Granada ha donado 400 kg de comida al Banco de Alimentos de la provincia.
Sin dejar de aplaudir la labor de proyectos como el Banco de Alimentos que están asistiendo a millares de familias en situaciones muy delicadas, en tiempos de enorme dificultades sociales las redes de ayuda mutua, generadas entre particulares al margen del sistema, se revelan como los actuales pilares de Bien Estar.
Pero no podemos olvidar que la situación de estas familias tiene que ver con una absoluta destrucción del mercado de trabajo. Mas de 30.000 personas sin empleo ni prestación ni mercado laboral donde insertarse, requerían de 4 millones de euros en alimentos, suministros y pagos de vivienda para cubrir verdaderamente unos mínimos y no de 400 euros en comida no perecedera. O mucho mejor que la inversión fuera destinada a la regeneración del mercado de trabajo. La externalización de los servicios públicos precariza el empleo hasta el punto de necesitar del banco de alimentos, una gran incoherencia, entiendo.
Estos proyectos existen ante la desatención de los poderes públicos, de las instituciones que pese a que la protección social forma parte esencial de sus funciones, abandonan cruelmente a los más débiles en tiempos difíciles, o sencillamente los utilizan para sus propios intereses.
El PP de Granada y su concejal en la capital el Sr Egea, tienen que entender que el sitio de la ciudadanía está en estas redes informales de apoyo mutuo, la posición de los cargos públicos y más, el de el equipo de gobierno, debe estar asegurando que las anteriores no sean necesarias porque estén asumiendo su responsabilidad.
Las necesidades básicas, en una sociedad moderna y avanzada, deben ser derechos subjetivos garantizados por tanto por los Gobiernos de su comunidad, y no estar a merced de la caridad.
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