En poco más de un año han sucedido dos cosas que han cambiado por completo el panorama político y social de la ciudad de Granada. Es necesario conocer las profundas implicaciones que han tenido la operación Nazarí y la movilización ciudadana por la Sanidad Pública si aspiramos a comprender qué está pasando en Granada en 2017 y cuáles son los desafíos y las oportunidades que tenemos por delante en los años que están por venir.

El estado actual de la ciudad se explica, en primer lugar, por el caso Nazarí. Que la UDEF entrara una mañana de abril en el Ayuntamiento y se llevara detenidos al alcalde de la ciudad, a la concejal de urbanismo y a otras 14 personas es el motivo por el que hoy estamos debatiendo sobre la gestión como alcalde de Francisco Cuenca y no sobre la gestión de Torres Hurtado. Y a su vez es consecuencia y síntoma de que el Ayuntamiento de Granada, gobernado por el Partido Popular durante los últimos 13 años, utilizó el gobierno para el interés particular de unos pocos y no de la mayoría. Durante 13 años, el Partido Popular trajo a Granada la sombra de la corrupción política y la certeza de la ruina económica y de la mala gestión. Especularon con el urbanismo, pero también con las empresas públicas, con el turismo, en definitiva, con todo lo que se pudiera vender,  echando así el candado a la historia moderna, nos hicieron perder un tiempo precioso y nos aislaron en el mapa, y lo queremos recuperar todo.

Este panorama empezó a cambiar una mañana de abril de 2016, cuando Torres Hurtado salió detenido por la puerta del Ayuntamiento, pocos días después dimite él y también Sebastián Pérez, teniente alcalde, presidente de diputación, presidente del Partido Popular en la provincia de Granada, Senador del reino de España y cargo público desde el año 1991, y dimitió sin dar una sola explicación de por qué se marchaba y sin dar cuenta de su participación en la gestión más opaca y más perniciosa que ha conocido Granada en 40 años. Le pediremos cuentas si algún día pretende volver.

El caso Nazarí ha dejado caer la mascarada y ha descubierto la trama que envolvía de sombras, de corrupción, y de ineficacia nuestra ciudad. Y salvando la presunción de inocencia que sólo les puede quitar los tribunales, su responsabilidad política, para nosotros, es absoluta. En Granada descubrimos en 2016 que los que gobernaron esta ciudad como si fuera de su propiedad, y que se olvidaron que representaban a sus vecinos, ya no eran intocables.

El Estado actual de la ciudad se explica también con las movilizaciones por la sanidad pública. Cuando 100.000 personas salen a la calle tres veces y se manifiestan hasta en Jaen, algo cambia definitivamente. Aunque el alcalde decidiera ponerse de lado y prefiriera inaugurar hospitales privados, aunque negara las reivindicaciones en el Pleno, no una sino varias veces; algo ha cambiado definitivamente y la gente ha hecho suyo el mensaje, alto y claro: aunque el alcalde de Granada no defienda a la ciudad y sólo defienda los intereses de su partido en la Junta de Andalucía, nosotros, la gente, podemos cambiar las cosas.

Con las movilizaciones por la sanidad pública, con la lucha por los #2hospitalescompletos, los granadinos y granadinas hemos redescubierto nuestra propia capacidad para generar cambios políticos y sociales. Cambios en algo tan palpable y tan del día a día de la gente como mejorar la atención que recibimos en la consulta del médico. Hemos descubierto, cuando nos hemos juntado los profesionales de la salud y la gente normal y corriente, que podemos incluso contra el gobierno de la ciudad y con el gobierno de la Junta de Andalucía al mismo tiempo. Hemos recuperado la valentía y el optimismo. Y ese es un cambio mayor, a esta ciudad va a tardar mucho tiempo en venir nadie a decirle que “no se puede”.

Lo mejor es lo que queda por llegar, la gente se ha vuelto a interesar por la política consciente de lo que se juega en ello y las instituciones tienen que estar a la altura. La ciudad de Granada reaccionó y junto a los dos hospitales, reclamamos el regreso del tren, la defensa de la capitalidad judicial, y tantas otras. Se decía que Granada era una ciudad indolente y que nunca reaccionaba, que nunca se unía por sus intereses. Y que por eso era maltratada sistemáticamente por quienes la gobernaban desde aquí, desde Sevilla o desde Madrid. A Granada se le maltrata y para más INRI se le culpa por aguantarlo, cuando son sus representantes quienes no la han defendido.

El PP trae propuestas para que el PSOE cambie las cosas en la Junta, el PSOE trae propuestas para que el PP cambie las cosas en el Gobierno central, y así compiten a ver quién hace menos por Granada. Cien mil personas se han unido sin mirar etiquetas para defender la sanidad pública. Dejen de dividir en bandos a Granada. No tengan miedo a defenderla ante sus propios partidos. Concejales del PP, primeramente lo son de Granada. Reclamen firmemente a sus compañeros en Fomento la reconexión ferroviaria, los trenes a Madrid y Barcelona por Moreda, y exijan también el cumplimiento de los plazos pospuestos una y otra vez para que llegue el AVE . Llevamos dos años sin trenes, la única provincia de España en esas condiciones. Denúncienlo y tendrán el apoyo de toda la ciudad.

Concejales del PSOE, que también lo son primero de Granada. Reclamen a la Junta de Andalucía el cumplimiento de los plazos de la desfusión para recuperar los dos hospitales completos. La Consejería se comprometió a hacerlo en el pasado mes de junio y ya lo han pospuesto a marzo del próximo año. Reclámenlo ustedes, y tendrán el apoyo de toda la ciudad.

Nos han preguntado muchas veces en el último año si nos hemos arrepentido de apoyar la investidura de Francisco Cuenca como alcalde de Granada. Nosotros votamos lo que teníamos que votar, compartimos la decisión con la gente y hoy volveríamos a hacer lo mismo, porque la alternativa era mantener en el gobierno a los responsables del mayor escándalo de corrupción de la historia de Granada. Lo que habríamos querido es que el PSOE hubiera hecho otra cosa a partir de entonces, y no lo hizo.

El PSOE tuvo una oportunidad única y así se lo dijimos: unir a la sociedad granadina entorno a la necesidad de un proyecto de ciudad renovado. Promover un gran acuerdo, político y social para superar el aislamiento político y geográfico tras 13 años de gobierno del PP. Un acuerdo que implicara a los partidos que apoyamos aquella investidura higiénica, y sobre todo, que incluyera desde el primer momento a la sociedad civil.

Eso dijimos entonces, y el PSOE decidió apostar en solitario: Desde ese día, la soledad de su gobierno, señor Cuenca, la huida hacia adelante, la minoría absoluta que ejerce como alcalde con 7 concejales, es sólo responsabilidad suya. En solitario ha continuado el modelo de Ayuntamiento y de ciudad que dejó el PP, por acción o por inacción, sin ser expresión del cambio que la mayoría seguimos anhelando. Por más que recurra al despliegue mediático, no logra ocultar el vacío político que hay detrás.

Esto se hace palpable en la situación económica del Ayuntamiento y en la falta de solución a los grandes problemas y a los grandes retos de Granada.

Miren, un presupuesto es la expresión económica de un programa de gobierno.

Bien, pues este ayuntamiento está sin presupuesto. Se “funciona” con un presupuesto prorrogado desde 2015, el último aprobado todavía con mayoría absoluta del PP. Ya entonces no cuadraban las cuentas, apenas servía para esconder los números rojos que arrastraba el Ayuntamiento, fruto de muchos años de descontrol del PP, y esos números rojos se repiten y se acumulan año tras año. Ya vamos por 90 millones. Dos años y medio, y dos prórrogas presupuestarias después, seguimos donde estábamos.

Le debemos a los bancos unos 250 millones, cerca del límite que permite la ley, y se acumula una deuda con los proveedores de bastante más de 100 millones. Pero además ,el Ayuntamiento no se ha endeudado para hacer inversiones que tuvieran un retorno, sino únicamente para ir cubriendo gastos corrientes, sin replantear ni el modelo de gestión ni el modelo de financiación.

El PSOE ha caído en la actitud irresponsable de anunciar, una vez al mes, la llegada de las 7 plagas de Egipto. Se parapetan detrás de la herencia recibida, pero no han tomado una sola decisión económica de envergadura para rectificarla. La gestión del PP debilitó un año tras otro la capacidad de acción pública del Ayuntamiento, vendiendo la gestión del cementerio, del agua, externalizando servicios y vendiendo el patrimonio municipal. Y la gestión del PSOE ha seguido el mismo camino, a sabiendas de que es pan para hoy y hambre para mañana.

Siguen confiando en las subidas estatales del IBI.

Frente a esta pasividad, hemos propuesto medidas para recuperar la capacidad de acción municipal, como poner en valor el patrimonio en lugar de malvenderlo, o rescatar los servicios públicos que están externalizados o concesionados y nos hacen perder millones de euros al año, como el transporte o el agua.

Y en lugar de subidas lineales del IBI, una tasa para el turismo de masas, para que no sigan pagando únicamente los granadinos por los servicios que usan también los turistas, y por el impacto ambiental que genera.

Hemos propuesto un plan de energía que está llamado a ahorrar la mitad de la factura en energía eléctrica e incluso a generar ingresos apostando por la producción de energías renovables. Hablamos de eficiencia energética, algo de lo que hoy ,en titulares, los ayuntamientos granadinos salen suspensos. Proponemos un nuevo convenio sobre reciclaje para cobrarle a Ecoembes el precio de los servicios que le estamos prestando y que en ciudades como Córdoba supone ingresar el doble que en Granada.

Para salir del hoyo económico y afrontar los grandes retos hay que cambiar de modelo productivo y de modelo de ciudad.

Las ciudades más prósperas, más equitativas, más justas socialmente, y con mejor calidad de vida de Europa son aquellas que han entendido que la perspectiva medio ambiental en las políticas públicas, lejos de ser una carga o un problema, son la base, la estructura que articulará el futuro. La apuesta ecológica no sólo es salud y calidad de vida, que no es poco, supone también un dinamizador de la economía y el empleo de calidad.

Tenemos uno de los mayores índices de horas de sol de Europa. Esta ciudad debería estar trabajando en la producción y comercialización de energía renovable y sus industrias asociadas, y en la rehabilitación energética de edificios. Sigue estando todo por hacer, e incluso se ha ido en dirección contraria en este año, adjudicando contratos de energía dejando fuera las fuentes renovables.

Y también tenemos la Vega más fértil de Europa, fuente inagotable de alimentos y aire saludable. También aquí está todo por hacer, y desde el Ayuntamiento hay medidas sencillas que siguen pendientes. Llevar el ecomercado a cada distrito, o apoyar a los colegios que quieran cambiar las multinacionales de catering por el suministro directo de productos locales, para que Granada vuelva a comer de su Vega.

Nuestros grandes retos son medioambientales: el cambio climático y la contaminación.

Según la Comisión Europea, el cambio climático afectará mayormente a las regiones del sur, Andalucía, y Granada. Si nada se hace, producirá un aumento importante de la mortalidad, agravará y complicará las enfermedades cardiovasculares, respiratorias, y neuroendocrinas, y será peligroso para niños, mayores y enfermos crónicos.

El cambio climático nos pasa factura a todos, pero los que primero y más sufren sus consecuencias son los más vulnerables, los que menos recursos tienen.

Pero es que además es el mayor condicionamiento económico al que nos enfrentamos. Sin embargo, este Gobierno, y su concejal de medio ambiente, repiten una y otra vez que “no se puede”, que sale muy caro. Lo que “no se puede”, lo que sale más caro, es no hacer nada.

Necesitamos renaturalizar Granada, llenarla de vegetación, que es el mayor aliado para mejorar el clima urbano. Y para eso hay que dejar de talar árboles, y hacer un plan de arbolado que alcance a todos los distritos. Necesitamos también recuperar la vida de nuestros ríos, que como ríos muertos son un foco permanente de insalubridad.

Somos además la cuarta ciudad más contaminada de España, a pesar de no tener industria, a causa del tráfico.

Todos los días, en Granada se realizan un millón  cien mil desplazamientos en el área metropolitana, 500.000 de ellos con la ciudad de Granada, 140.000 desplazamientos sólo en la circunvalación. El 78% de estos desplazamientos se realizan en vehículo privado, sólo un 10% en transporte colectivo como el autobús, apenas un 2% en bicicleta.

Esto no ocurre porque tengamos ánimo de atascarnos cada día al volante, sino porque el área metropolitana funciona como una ciudad de más de medio millón de habitantes, pero no tenemos un sistema de transporte público de ese ámbito que nos permita prescindir del coche. Granada se quedó estancada con la LAC. Desconectó los barrios y aumentó los transbordos, y esto supuso un coste económico enorme, el de su implantación y el de la pérdida de viajeros. Ni PP ni PSOE se han atrevido a modificarla por temor a mayores costes, pero, de nuevo, no hacer nada es lo que sale caro.

No sólo no se han dado soluciones, sino que se ha complicado la ecuación. A la llegada imposible del metro, se suma la dispersión de los billetes en tres sistemas diferenciados, metro, urbanos de Rober, y buses metropolitanos. El billete único para todo el área metropolitana, debe tener una planificación y gestión única que lo respalde.

Está en nuestra mano planificar para reducir la necesidad de desplazamientos, fomentando la rehabilitación de vivienda asequible en los barrios, para que la gente pueda volver a vivir en Granada, pero también tenemos que tomar conciencia de que vivimos en la Gran Granada formada por la capital y el área metropolitana, una ciudad de más de medio millón de habitantes. Como ciudad única, necesitamos un transporte público cómodo y eficaz y potenciar los recorridos peatonales y ciclistas.

La transición ecológica la tenemos que hacer todos juntos, y el Ayuntamiento de Granada debe liderar el proceso.

Y para esta transición, tenemos también el mayor y más importante de nuestros retos como ciudad, como entidad de personas que actúan y viven en común para cuidarse, para hacer mejor la vida.

Es el reto de la igualdad y la garantía de los derechos humanos.

Granada es una ciudad con profundas desigualdades en los barrios. La diferencia en la esperanza media de vida entre algunos distritos es de diez años. Y esto está estrechamente ligado a las condiciones económicas y materiales en que se vive. En la ciudad que queremos, cada barrio es un centro, al que llegan iguales servicios, equipamientos, transporte público, cultura, y con las mismas oportunidades de acceso a vivienda y a empleo.

Los servicios sociales municipales son el pilar básico para la igualdad y el desarrollo humano. Y a la vez, sus funciones y principios son los más vulnerables de las políticas municipales. Se están ahogando entre la insuficiente financiación del gobierno de la Junta de Andalucía en su afán privatizador y de recortes; la desatención desde el presupuesto municipal, que lo fía todo a la financiación autonómica, y que hace que las entidades sociales no den abasto y a la falta de voluntad política que nos ha llevado a que, a día de hoy, el Ayuntamiento de Granada no disponga de un reglamento de Servicios Sociales.

Al igual que la ecología, los derechos sociales, deben permear en todas las áreas y políticas municipales. Necesitamos superar el modelo asistencialista que perpetúa la necesidad, y apostar por el desarrollo comunitario, que permite a las personas y los grupos humanos poner en valor sus capacidades para atender a las necesidades.

Estamos asistiendo al desmantelamiento del Sistema Público de Servicios sociales. A nivel del Estado, se presupuesta de forma absolutamente ajena a la realidad de la población. A nivel de la Junta de Andalucia, se está utilizando el Plan Concertado como instrumento de financiación del resto de políticas y a las políticas sociales como sustitutas de la inacción en políticas de empleo y políticas de vivienda. Estamos viviendo un modelo dual en el que disponemos de unos servicios de calidad para quienes lo pueden pagar y un conjunto de prestaciones infradotadas presupuestariamente que hace inaccesible los servicios y prestaciones que por ley la ciudadanía debería tener derecho. Y todo esto ante la connivencia y colaboración del Ayuntamiento, que está permitiendo el secuestro de nuestros profesionales e impide de facto el desarrollo de nuestras competencias.

No viene a ayudar una absoluta falta de capacidad para la gestión y organización de los servicios que aboca a nuestros técnicos a la burocracia y la ineficacia; como tampoco viene a ayudar una política de personal que ha convertido los servicios en compartimentos estancos, propiedad de según qué cargo directivo, puestos bajo el único criterio de la desconfianza en la plantilla y las paranoias conspiratorias del equipo de gobierno y por tanto bajo el único criterio de color político.

Ejemplos de esto que explicamos son las respuestas del ayuntamiento ante el salario social, la dependencia o el bono social eléctrico. Ejemplos de las consecuencias de la política de personal el problema de salud pública y la imposibilidad de abordar el proyecto Toastand en el Parque 28 de Febrero.

La dotación de personal de forma estable, de presupuesto y de espacios, es la única declaración de intenciones creíble.

Necesitamos un Ayuntamiento fuerte con capacidad de afrontar estos grandes retos, para trabajar por el bien común y hacer de Granada la mejor ciudad para todas las personas que en ella viven y la hacen día a día. Para eso, les tendemos siempre la mano. Para desmantelarlo o dejarlo languidecer, nos tendrán enfrente.

Vamos, Granada se distingue de los demás partidos por muchas cosas, una de nuestras diferencias, de la que más orgullosos estamos, es la de mantener abiertas las vías para la participación continúa entre nuestros inscritos, desde investiduras hasta presupuestos; en Vamos, Granada compartimos todas las decisiones importantes. En esta ocasión hemos abierto la lista de los temas del debate de la ciudad y hemos preguntado cuáles eran las prioridades. Las respuestas han sido interesantes y reveladores, y agradecemos a la gente que nos agarre a la realidad de la ciudad y que no nos deje arrastrar por la corriente de lo que ya se ha normalizado en las instituciones, les agradecemos que entre todos mantengamos la capacidad de seguir sorprendiéndonos y de luchar juntos contra las malas prácticas de la política.

La gente sigue preocupada por la transparencia y el buen gobierno. Y si nos paramos a pensarlo todos deberíamos estar igual de preocupados, Porque no es para menos, El alcalde que se presentó con la bandera de la limpieza como única base común para ofrecer una alternativa de gobierno al PP de la Nazarí, estaba imputado a los 4 meses de llegar y, hasta donde sabemos sigue imputado, aunque haya dado pocas explicaciones de por qué aparece relacionado con un caso de cursos de formación, y confunda interesadamente el proceso penal con el proceso administrativo. Pero es que no está solo, son 7, contando con el alcalde, los concejales de este Pleno que ahora mismo tienen causas abiertas en los juzgados de lo penal, y quedan asuntos pendientes que de una manera u otra se tendrán que aclarar, como Casa Ágreda o el escándalo de Tg7, que el propio PSOE se niega a llevar ante la justicia, como es su obligación, por motivos que no alcanzamos a comprender.

Estos son los grandes titulares, pero hemos visto en el Ayuntamiento durante el último año, prácticas más cotidianas que tampoco son ejemplares, desde el despido encubierto de un trabajador de Tg7 a la gestión de los edificios públicos, pasando por la gestión del propio legado de Lorca, y hay más cosas. Los índices de transparencia mejoran sobre el papel, pero el PSOE no tiene mucho de lo que presumir y todavía queda mucho camino por recorrer.

Hay otros temas que nos han pedido que les recordemos en este Pleno. La gestión del agua es uno de ellos, hace más de un año se comprometieron con nosotros, desde la oposición, a convertir el precio del agua en una tasa pública, como nos exigía el Tribunal Supremo, algo que abarataría la factura de las familias hasta en un 25%, pero han preferido a cambio proteger los beneficios millonarios del socio privado de Emasagra. Se comprometieron también a reformar las Juntas de Distrito, para que realmente fueran el órgano participativo de los barrios, unos barrios que tenemos que conectar y unir de nuevo, y en esto también han decidido mantener el modelo del PP. Han presentado esta semana una propuesta de soterramiento que dice que pagaremos las obras a base de especulación urbanística, como si en 2017 eso fuera siquiera posible. Siguen sin afrontar la transición a un modelo de turismo sostenible, sin darse cuenta de que el turismo de masas está haciendo mucho daño a los vecinos de algunos barrios emblemáticos, como centro, realejo o albaicín.

La gente es cada vez más consciente de los principios de transparencia, participación y ejemplaridad que tienen que guiar un gobierno municipal, y entienden, cuando hacemos públicos nuestros gastos, nuestra agenda, cuando renunciamos a los privilegios que ustedes todavía disfrutan, cuando limitamos nuestros sueldos como concejales, que hay una forma de hacer política diferente. Nosotros proponemos un modelo de ciudad alternativo al que han defendido PP y PSOE en Granada, un gobierno con tres ejes:

El primero, Que sea un gobierno realmente democrático, donde información sea total y transparente, y la participación directa y continuada. Donde los privilegios políticos dejen de existir y donde nos igualemos al resto de la ciudadanía

El segundo, Que cree riqueza para Granada, creando empleo para una ciudad que tiene que ser innovadora, que defienda los derechos sociales de todos sus ciudadanos y que avance hacia una Granada feminista, inclusiva, ecologista. Una ciudad libre de desahucios. Una ciudad plural y tolerante, creativa y avanzada, trabajadora y solidaria, donde las mujeres podamos vivir sin miedo, que a día de hoy ya existe y que va muy por delante de sus representantes políticos y de sus élites económicas.

Creemos, por último, en una Granada como la que más, porque los concejales de este Ayuntamiento nos debemos a la ciudad de Granada, tenemos que recuperar nuestra propia voz y tomar las decisiones aquí, ni en Madrid, ni en Málaga ni en Sevilla. Porque para nosotros es Granada la que decide.

Gracias.

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