Por Isabel María Atienza Cabezas y María del Carmen Román Benítez
El 28 de noviembre, se celebra el día mundial de las personas sin hogar (PSH). Queremos compartir una reflexión para que no se dedique atención sólo un día, sino todos los días del año. Somos personas que por razones muy diversas, y circunstancias, a veces muy difíciles de controlar y regular; nos hemos visto en la calle. Sin embargo, no todas las PSH vivimos de la misma forma esta situación tan “normalizada” en las calles de ciudades tumultuosas, como es la de Granada.
Nosotras somos dos mujeres sin hogar, que formamos una familia junto a nuestros animales, que por un cúmulo de circunstancias hemos llegado a formar parte de un “número cuantificado necesario”, para que las instituciones, organizaciones no gubernamentales, asociaciones y voluntariado, desarrollen sus políticas, con medidas y actividades para asistir e incluirnos en sus planes de inserción.
No todas las PSH somos iguales. Es fácil dar a entender a la ciudadanía que estar en la calle no es una elección libre. Ni siquiera, en los peores casos de desesperación por falta de integración en el sistema social, se puede llegar a pensar que alguien elija libremente estar en la calle. Las condiciones infrahumanas, de exclusión y de emergencia social son fáciles de comprender, pero difíciles de experimentar y de vivir en la piel de cada una. Cada persona es un mundo, y cada mundo es una circunstancia, con lo cual, no nos sentimos números, nos sentimos personas con nuestras fortalezas y debilidades.
Desde hace aproximadamente un año estamos experimentando una mejora en la percepción de nuestro mundo interior, y, por tanto, también del exterior. El proceso de empoderamiento por el que estamos consiguiendo una mejora en nuestra autoestima, identidad, y, por tanto, autonomía personal, se lo debemos a mujeres, que desinteresadamente han coincidido con nosotras, se han puesto en nuestra piel, y nos han creído. Este empoderamiento ha sido mutuo, es decir, nos hemos ido transformando a la vez, desde la igualdad, y no, desde el poder de unas sobre otras.
Después de un sinfín de circunstancias muy adversas ocurridas en un espacio abandonado en la zona norte de Granada, y, que consideramos no necesario relatarlas, por lo dolorosas que han llegado a ser; podemos creer que estamos cerca de conseguir una seguridad. Gracias a los grupos municipales, que apoyaron en su momento la moción “Housing First”, presentada el pasado mes de enero 2016, la que hemos leído con mucha atención, y comprendido; gracias a los avances que se están haciendo desde la institución, lentos, ya que no solo somos dos mujeres, sino también cuenta nuestra familia elegida libremente y amada, dos perros y cuatros gatos; gracias a las jóvenes mujeres, que a través de un corto documental, “Indomables”, han expresado la dignidad de nuestras vidas, gracias al incansable y constante empeño de personas que, desinteresadamente no nos han abandonado y han creído en nosotras.
¿Quién le pone voz a estas dos mujeres? Entiendo que hay una “traducción” al castellano culto.